La feminidad se aprende desde los primeros años de la vida a través de los símbolos que rodean a la niña y particularmente de la lengua materna que lleva un mensaje paterno. La pubertad consolida el ser biológico de la mujer y también su destino cultural. La autora analiza otros aspectos sociales de la mujer como la división sexo social del trabajo, la prostitución o los malos tratos. Dedica un capitulo al perfil del hombre agresor.