Guaraca, un gran fariano

Rubín Morro

Camarada Jaime, nuestro despertar  hoy  fue triste y doloroso  cuando nos comunicaron desde la Dignidad de América que habías partido hacia la eternidad y como un rayo recordé el cañón del río Atá,  las verdes praderas de Marquetalia y el cañón de las hermosas  de tu Tolima grande.  Y también recordé  cuando en La Habana desentrañé con Usted camarada  Jaime,  mis primeros pasos de mi existencia  en circunstancias que no pude elegir.

–Ojalá no sea esta la última despedida, nos dijo Jaime Guaraca, el 28 de julio de 2015, en La Habana; cuando regresábamos para Colombia un grupo de guerrilleros y guerrilleras  que estábamos en Cuba acompañando las conversaciones de paz. Ese día fue una gran despedida con el camarada, uno de los fundadores de las  Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del pueblo FARC-EP. La casa donde vivía Jaime en La Mayor de las Antillas, era en El Vedado, gracias a la solidaridad del Gobierno y el pueblo de Martí, Fidel y El Che. La sala de la casa estaba adornada con fotos de otros insignes revolucionarios, donde resaltaban las fotos de Manuel Marulanda.

Tarsicio Guaraca Durán, conocido en las filas guerrilleras como Jaime Guaraca, nació el 5 de abril del año 1.938, en la finca San Isidro en la vereda La Estrella del municipio de Planadas Tolima;  en las riberas del río Atá, que nace en las estribaciones de la cordillera central en la región de Marquetalia. En la escuela de la misma vereda estudió hasta  segundo de primaria. El joven Guaraca aún adolescente se enroló con los marquetalianos que  se asentaron en la región de Marquetalia en el año 1955, al mando de Jacobo Prías Alape (Charro Negro). Meses después pide ingreso a filas.

–La primera responsabilidad, nos dice Jaime,  me la dieron a los dieciséis años y a los dieciocho me nombraron sargento segundo grado y me fue anulado  en 1958 por una Asamblea Guerrillera cuando inició el Frente nacional. –Luego la Segunda Conferencia Constitutiva de las de las FARC, me ascendió como integrante del Estado Mayor, inclusive tuve aquella responsabilidad en los cinco años  que estuve prisionero. –Finalmente la Séptima Conferencia Nacional de Guerrilleros,  me designó como miembro del Secretariado Nacional de las FARC-EP.

Me llegan hoy a la memoria como chorro de miel caliente, recuerdos ya hundidos en el paso del tiempo cuando estuvimos en el  río Guaduas en los planes del Guayabero  con Jaime Guaraca, Chava, Timo y otros muchachos al mando de este hombre tan ordenado y recuerdo un par de anécdotas; él, fue quien patentó el nombre de los “chontos”  (retrete),  en la guerrillerada de las FARC-EP, Era tan decente el camarada Guaraca, que había un caño que  le de decíamos “mojahuevas” y nos prohibió llamarlo así y en cambio llamarlo “mojaintimidades”. Qué risa en la  muchachada en aquellos años, corría en año 1980.

Jaime fue un humanista, un hombre que siempre luchó por su formación personal y la de sus guerrilleras y guerrilleros, un hombre educado y decente  para dirigirse a sus  camaradas y particulares. No permitía que en su presencia se dijeran palabras soeces y apodos, un hombre solidario y ejemplar comunista. Con una conducta y responsabilidad intachables, una lealtad a toda prueba y una memoria prodigiosa que nunca lo abandonó, que lo llevó a esculpir para la historia los mejores relatos y memorias de la lucha revolucionaria en Colombia.

Camarada Jaime, su memoria y legado están cimentados en nuestra militancia y de aquellos que nada tienen, de los que nada poseen, de los que luchan sin importar las condiciones que nos impongan quienes están arriba en el poder. Gloria Eterna, Comandante.