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Por: Redacción
A menudo la manipulación mediática desacredita la lucha social, minimiza el accionar ilegal del Estado, calla las causas de la indignación colectiva y criminaliza la resistencia popular.
Los últimos días para Colombia han sido un constante ir y venir de sensaciones: de alegrías por la solidaridad y la fuerza de la gente; pero también de angustia e indignación.
Ante un proyecto de Reforma Tributaria nefasto (un proyecto de tantos, igual de nefastos, injustos, neoliberales, criminales), la rabia colectiva se hizo sentir y se transformó en la esperanza de transformar muchas cosas de nuestro maltrecho país.
Sin embargo, la respuesta ante esa voz popular, de expresiones y rostros diversos, ha sido más violencia estatal, esa que viene armada y uniformada, sobre tanquetas y entre lacrimógenas; esa que tortura y mata pretendiendo impunidad; esa que continúa utilizando el cuerpo de las mujeres como territorio a colonizar, a poseer, a saquear; esa que se apoya en el silencio o la tibieza mediática, eclesiástica, empresarial, judicial.
La violencia estatal fue el origen del conflicto político, social y armado en Colombia y es el que lo perpetúa.
Por eso, nos pronunciamos en las redes y en las calles contra ella. Apoyamos la movilización social, la digna rabia, la alegre rebeldía que le dice al Estado: ¡Nunca más!
Acá seguimos, con las mismas esencias y las mismas causas que han motivado la lucha en Colombia desde hace 500 años, exigiendo que cese la horrible noche.
4 de mayo de 2021[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]