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Por Alejandro Castañeda Leal
Equipo de Masculinidades
Comisión Nacional de Mujeres, Género y Diversidades
Los hombres y el trabajo de género
Pensar la equidad de género como una reivindicación propia y única desde las mujeres nos ubica en la discusión del divisionismo y nos plantea en escenarios de luchas que se alejan de objetivos comunes, es decir, si pensamos la equidad de género como un paso necesario para el derrumbe del sistema patriarcal, también debemos pensar que es un paso para la trasformación de dinámicas sociales, políticas y económicas, por lo tanto, es un paso para avanzar en sociedades más justas y libres. En síntesis, es alejarnos del capitalismo como sistema estructurador de los Estados.
En este sentido, los esfuerzos de trabajar el género desde los hombres y las mujeres debe ser un esfuerzo por alcanzar las trasformaciones sociales de fondo. Esta labor en donde las mujeres han logrado tomar camino, elaborar discursos y generado identidad de trabajo desde lo femenino, plantea a los hombres tomar posición y encontrar puntos en común en la lucha por la equidad. Por lo tanto, abrir la brecha en el patriarcado y en especial en el pensamiento de hombres que con su actuar legitiman el sistema opresor, debe convertirse en una primera apuesta para el trabajo de masculinidades.
Por otra parte, repensar la masculinidad hegemónica donde se ha ubicado a los hombres desde las crianzas patriarcales, es un segundo punto donde los hombres deben ubicarse para pensar un trabajo desde el género. En este sentido, es necesario plantear al varón como un sujeto dotado de género, ubicando la discusión en que los hombres, al ser producto de una construcción social del ser varón, también está envuelto en las dinámicas de la lucha por la equidad, lo cual puede pensarse en dos escenarios, uno donde los hombres son beneficiarios de grandes privilegios ante las mujeres y un segundo, donde los hombres se replantean y elaboran nuevas relaciones entre ellos mismos y con las mujeres.
La guerrilla y sus prácticas anti-patriarcales
Los avances que las FARC-EP tuvieron en la elaboración de un reglamento amplio, que recogiera las necesidades de hombres y mujeres por igual fue un paso importante para la construcción de nuevas dinámicas relacionales. De igual manera las dificultades para la implementación de las normas, partiendo de la interpretación de los mandos o la raíz cultural de la misma insurgencia, que en su mayoría eran provenientes del campesinado colombiano, generó escenarios de desigualdad y práctica de machismo al interior del grupo, ubicando en algunos casos a la mujer en roles establecidos, por ejemplo los cargos de cuidado como la enfermería eran asociados a las mujeres o en otra vía, los estereotipos donde la guerra era asunto de varones.
Otras prácticas que permitieron alejarse de dinámicas de dominación patriarcal, eran las prácticas asociadas a la economía, esto por la creación de un sistema social que no ponía al dinero como mediador de relaciones. En este sentido, el no manejo de recursos, o de bienes asociados al capital individual, ubicaba a las relaciones entre hombres y mujeres en escenarios con mayores libertades. Por ejemplo, los hombres no acarreaban con las cargas de ser sujetos proveedores y las mujeres no se ubicaban en lugares de dependencia económica.
¿De dónde surge la necesidad de las masculinidades insurgentes?
Los avances que ha tenido el trabajo de mujeres del partido FARC, en especial la Comisión de Mujer, Género y Diversidades se han visto reflejados en las diversas y creativas formas organizativas que han proyectado. El pensar el trabajo político recogiendo el acumulado histórico de la insurgencia puesta a favor de las mujeres en los territorios y en especial la voluntad de acompañar el proceso de reincorporación han generado escenarios de diálogo y discusión cada vez más amplios alrededor de las reivindicaciones de género, elaborando propuestas y programa alrededor de las mujeres y diversidades sexuales y a su vez, han invitado a los hombres a vincularse a la movilización por el alcance de territorios libres de violencias, con mayores procesos de participación y equidad entre hombres y mujeres, y en especial a la construcción de nuevas formas de organización donde la militancia fariana tenga herramientas para diversificar su acción y lucha, en este caso, una propuesta política alrededor de la masculinidad.
En los diálogos de paz en la habana, se abrió la brecha para pensar el enfoque de género y desde allí se planteó la necesidad del involucramiento de los hombres en los planteamientos y la interpelación de las formas para alcanzar mejores condiciones sociales, en especial en materia de la desigualdad. De esta manera, los pasos dados en la décima Conferencia Guerrillera y en la consolidación de Congreso Constitutivo de las FARC como partido político evidenciaron la necesidad de abrir el discurso de las formas de hacer política con nuevas y creativas premisas, y en especial en materia de género se impulsó el feminismo insurgente como marco conceptual y acción para luchar contra los sistemas hegemónicos, especialmente el patriarcado.
Desde este acumulado, se evidencia la necesidad de involucrar a hombres en el trabajo de género en dos sentidos, en primera medida y pensada desde una mirada funcional, los hombres no pueden seguir siendo el sujeto perpetrador y legitimador del sistema patriarcal, por lo tanto, la eliminación de las desigualdades basadas en la violencia específicamente en contra de mujeres o la segregación al ubicar roles específicos en relación al sexo o género, lo cual son pasos fundamentales para el alcance de la equidad. Y en segunda mediada, pensar el diálogo y discusión de lo estructural, es decir las trasformaciones de fondo donde se replantee las formas donde las interacciones entre hombres y mujeres no permitan seguir perpetuando las lógicas de los modelos económicos, sociales y culturales pensados desde el capital y la dominación patriarcal, por lo tanto propuestas de trasformación con un carácter insurgente que se piense y replantee el día a día de las desigualdades y la lucha por alcanzar mejores modos basados en el buen vivir, se logarían si a la par se avanzara en la búsqueda por la equidad entre género con lo cual se mejorarían las relaciones entre hombres, mujeres y diversidades.
¿Las masculinidades es un asunto solo de hombres?
Pensar esta pregunta desde dos miradas puede ampliar la discusión teniendo como referencia, en primer lugar, la deconstrucción de las figuras o mandatos machistas establecidas por el patriarcado en el cuerpo, pensar y acción en las mujeres; y en segundo lugar ubicar lugares en común en las agendas entre hombres y mujeres para el alcance de la equidad de género.
De esta manera, interpretar que el cuerpo femenino ha estado mediado por la elaboración simbólica pensado desde los hombres y lo masculino, es pensar la postura homo-social (sociedades construidas desde hombres y para hombres) de las dinámicas relacionales, por lo tanto, desdibujar estos sistemas androcéntricos en lo femenino ha sido una lucha y avanzada desde los movimientos feministas, pero a su vez encuentran grandes barreras en el cambio del pensar y hacer desde las mujeres que replican y legitiman conductas machistas de tipo violento que tienen como base las desigualdades de género.
Por otra parte, ubicar una lucha en común entre diversos movimientos o acciones políticas y sociales en términos de la búsqueda de la equidad entre hombre, mujeres y diversidades es clave para anudar esfuerzos y encontrar puntos en común desde las distintas agendas. Pensar que la búsqueda por la equidad trae beneficios para cualquier tipo de sujeto que padece las desigualdades sociales, permitirá que los grupos sociales ubicados en los lugares de mayor marginalidad (en muchas circunstancias las mujeres) logren tener voces comunes desde la resistencia y la exigencia de mejores condiciones para la vida digna. En este sentido, desligarse de los sistemas opresores como el capitalismo con su modelo económico neoliberal y el patriarcado con sus expresiones sociales desde el machismo es un asunto que permitirá a hombres y mujeres avanzar en las trasformaciones de fondo y en especial hacer mella en las practicas dominantes y opresoras que se espera desmontar.
¿Cómo se están construyendo las masculinidades insurgentes?
Una masculinidad pensada desde los acumulados de la organización insurgente de las FARC-EP debe rescatar la alegría rebelde que ha caracterizado las luchas populares y en especial la búsqueda por la trasformación de las realidades más sentidas de los humildes. Por lo tanto, la masculinidad insurgente debe partir de los principios revolucionarios, los cuales también permitirán poner sentido humano y brindarle un carácter fraterno al sentido de la crítica y autocrítica como principios farianos, en donde se puede rescatar el pensamiento y el re-pensamiento constante de nuestra actuación como militantes, en tanto la conciencia como la acción política bajo un carácter coherente con sus luchas de trasformación.
De esta manera, el impulso de una militancia coherente con los principios militantes de Partido en donde se plantea la abolición del patriarcado como paso fundamental para el cambio de las estructuras económicas y sociales es fundamental; para ello la construcción de sujetos críticos, humildes y sensibles a las realidades de desigualdad puede ser un paso clave para andar y por lo tanto, ubicar la masculinidad insurgente en los hombres militantes del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, FARC, podrá generar acciones de trasformaciones propias y consolidar herramientas para vincular el trabajo de los hombres en la búsqueda de la equidad en los territorios.
Por otra parte, el ser insurgente dentro de las masculinidades ubica a los hombres farianos en la búsqueda constante de tensiones, de ubicar siempre las desigualdades y en este sentido, es necesario que en cada instante se tenga la oportunidad de repensar las formas sobre el actuar, el sentir y el expresarse como hombres. Así las cosas, desde la Comisión Nacional de Mujer, Género y Diversidades del Partido FARC nace el interés de poner en diálogo e interpelar las masculinidades desde su pensamiento y acción, y para ello, se pretende generar un equipo de militantes que elaboren conceptual y metodológicamente herramientas que aporten en la comprensión de una insurgencia desde la masculinidad y en especial desde las prácticas cotidianas de hombres y mujeres militantes en un partido antipatriarcal.
¿En qué se encuentran las masculinidades insurgentes y el feminismo insurgente?
Se encuentran puntos en común desde la historia, partiendo del método del materialismo histórico como herramienta para conocer y proponer trasformaciones, adicional, se encuentra en la búsqueda común por alcanzar mayores condiciones de equidad entre hombres, mujeres y diversidades. Con estas simples premisas se pretende poner a dialogar el enfoque relacional de género y la construcción de la masculinidad insurgente, teniendo como bases los avances conceptuales propuestos desde el feminismo insurgente, para lo cual se debe partir de la conformación de lazo de hermandad y camaradería en la elaboración de nuevas formas de actuar para fomentar el declive del patriarcado y el capitalismo. Para ello es necesario hacer el rescate de nuestras fortalezas en la diversidad étnica, cultural y social que han rodeado a las FARC en armas y ahora en los escenarios abiertos dentro de la política legal.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]