07 Dic ‘No nos vamos a dejar sacar a tiros del escenario político’: Granda
Por: Juan Francisco Valbuena G. El Tiempo
Una dramática situación, la cual ha sido denunciada nacional e internacionalmente, es la que describen desde el partido Farc por los asesinatos de excombatientes que le apostaron al acuerdo de paz.
Ricardo Téllez, también conocido como Rodrigo Granda, uno de los dirigentes de la colectividad en la que se transformó la guerrilla, hizo una radiografía para EL TIEMPO sobre lo que ha tenido que padecer el partido con esta situación.
¿Cómo analizan en el partido Farc los asesinatos de excombatientes?
Como todo el país y la comunidad internacional, con mucho estupor. También vemos con mucho asombro que este gobierno se muestre incapaz de frenar esta arremetida que tiene varias vertientes, pero que en lo fundamental solamente tiene un centro, que es muy parecido a los asesinatos de la Unión Patriótica. Hicimos una peregrinación por la paz, convergimos en Bogotá para traer el clamor por la vida y la situación sigue. Cuando llegamos a la vida civil teníamos 34 asesinatos, y hasta hace unos días teníamos 244 crímenes.
¿Cómo están manejando la seguridad de los excombatientes en el interior del partido?
La Defensoría del Pueblo y la Procuraduría hacen alertas tempranas. En la mayoría de los casos las autoridades se hacen los de la vista gorda. En otros, dan un celular y un contacto por si las amenazas siguen. A veces, cuando la situación es insostenible, actúan y en algunos lados el Ejército ha prestado sus helicópteros y ha movido alguna gente. Naciones Unidas también ha prestado ese concurso, al igual que la Cruz Roja. Yo creo que somos el único movimiento político en el mundo que está peleando un seguro de vida, porque es tal la cantidad de muertos, que no hay ni plata para enterrar a nuestros camaradas.
¿Qué impacto están teniendo estos crímenes?
Fíjese que en el primer alzamiento armado, la falta de democracia, de garantías políticas y la violencia conllevaron al surgimiento de las Farc. Claro, eso junto con el problema de la tierra. Ahorita hemos dicho: nosotros, como Hernán Cortés, en México, quemamos las naves de la guerra, pero eso no implica que otra gente, atemorizada por lo que está sucediendo, pueda en un futuro, frente a la falta de democracia, también alzarse. No nosotros. Nosotros ya cerramos ese ciclo, pero en un país en estas condiciones, la cosa es supremamente delicada.
¿Qué puertas han tocado ustedes para denunciar esta situación?
Le dijimos al señor Presidente, a la señora Ministra del Interior, al doctor Emilio Archila, consejero presidencial para la Estabilización y la Consolidación, al doctor Miguel Ceballos, comisionado de Paz, y a la comunidad internacional que no necesitamos que se averigüe tanto, eso puede esperar, lo que necesitamos es que se pare la muerte ya.
¿Cómo afectan estos asesinatos al acuerdo?
Ningún acuerdo de paz o entre personas se puede hacer con los muertos. Para que un acuerdo se cumpla, tiene que ser con la gente viva, construyendo país, paz, reconciliación, haciendo pujante la vida. Nadie va a un cementerio a impulsar transformaciones políticas, económicas, sociales, y Colombia se está convirtiendo en un inmenso cementerio.
¿Se sabe de desplazamiento forzoso por estos crímenes?
Así es. En el Meta la situación es insostenible; también en el Putumayo y en Caquetá. Así mismo en Antioquia, en Ituango y La Blanquita. En Argelia, en el Cauca, están desplazando la gente. Las amenazas son el pan de cada día para nuestra gente. Hay, además, una desinformación total, porque una cosa somos nosotros que tenemos cómo denunciar, pero lo que pasa a la gente de las comunidades no está saliendo en los grandes medios.
Según lo que ustedes conocen, ¿quiénes estarían tras estos asesinatos?
Ahí hay diversos factores. Hay un plan y una sistematicidad y el Estado colombiano peca por acción o por omisión. A veces hay algunos esclarecimientos y ahí sí pueden capturar a una o dos personas y decir algo. Amparados en que hay economías ilegales y en una gente que dejó el acuerdo de paz de La Habana, encuentran a quién echarle el agua sucia, cuando, desde la barrera, muchos altos mandos militares y de policía están mirando a lo lejos cómo, supuestamente, cobrarse deudas anteriores. Que otros actores armados intervienen, también es cierto.
¿Qué otras acciones han hecho para denunciar?
No hay puerta que no hayamos tocado. Veíamos que esto era previsible, porque esa ha sido la historia de nuestro país. Por eso buscamos una unidad especial en la Fiscalía, el cuerpo élite de la Policía, una alta instancia conformada por altos dignatarios del Estado y el partido. Estamos luchando y decimos que no nos vamos a dejar sacar a tiros del escenario político.
Fuente: El Tiempo