07 Ago Santa Cecilia, un pueblo entre montañas
Rubín Morro
Santa, como le dicen todos los habitantes y viajeros, está situado en las orillas del río San Juan, entre altas montañas de las estribaciones de la cordillera occidental que descuelgan desde la Serranía del Tatamá. Esta importante arteria fluvial desemboca en el Océano Pacífico. Santa Cecilia es el último corregimiento del departamento de Risaralda, limítrofe con el Chocó. Antes de llegar a este poblado en el que sus habitantes son afrodescendientes, indígenas, mestizos y paisas, está el puente de La Unión. Justamente allí se encuentran el río San Juan, que viene de las agrestes cordilleras, límites entre Antioquia, Risaralda, Chocó y Caldas, y el río Tatamá, de unas alturas que besan las nubes: la Serranía del Tatamá, una reserva forestal que no ha podido ser conquistada por el ser humano y su avaricia que destruye la naturaleza. Santa Cecilia es tránsito hacia el Caribe y el Pacífico.
Este corregimiento sufrió una toma guerrillera al comando de policía en marzo del año 2000, por el Frente Aurelio Rodríguez. Una región rica en productos agrícolas, oro extraído artesanalmente por personas nativas y rebuscadores del dorado mineral. En lo cultural, asombrosamente rico, puesto que las distintas etnias potencializan sus costumbres ancestrales en bellísimos productos culturales tangibles y simbólicos. Una poderosa riqueza hídrica, un ecosistema que permite la más diversa fauna y flora.
Esta zona y regiones adyacentes fueron en el pasado escenario del conflicto social y armado. Aún persiste la violencia de otros actores armados. Fue lugar de una guerra cruel, cuyas víctimas fueron de la población civil. Hubo en el pasado actores armados como los integrantes de la Fuerza Pública, Policía Nacional, paramilitarismo, delincuencia común, narcotraficantes, contrabandistas, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), El Ejército Revolucionario Guevarista (ERG), las extintas FARC-EP y sus milicianos respectivos. Como podemos ver, hubo suficientes actores armados para que hoy haya un importante impacto social de víctimas del conflicto armado. Es una región que necesita urgentemente una pronta mirada eficaz del Sistema Integral, de todos los actores principales y terceros de la pasada guerra que azotó esta zona agraria.
Gracias al Acuerdo de Paz firmado en la ciudad de La Habana entre el Estado colombiano y la extinta insurgencia de las FARC-EP, se evidenció y visibilizó un universo de víctimas de más siete millones, unas secuelas en la sociedad impresionantes y en razón de este importante acontecimiento único en la historia de estas magnitudes en nuestra patria, hoy Colombia entera se encuentra inmersa en un proceso de paz que ha puesto a las víctimas en el centro de lo acordado en la patria de Martí. Hoy todos los excombatientes, hombres y mujeres, sin importar su rango o posición en la otrora organización armada, estamos comprometidos en la construcción de la paz estable y duradera, reconociendo nuestras responsabilidades y afectaciones a la población civil, aportando verdad plena y garantizando la no repetición, ante la sociedad y al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición- SIVJRNR.
Es así como en este ejercicio hemos participado excombatientes del Frente Aurelio Rodríguez en este corregimiento, en dos eventos de diálogos y buscando rutas de acción que nos permitan construir un acercamiento con las comunidades, poder aportar verdad plena, reconciliación, reparación, convivencia y construcción de un país amable en el marco del Acuerdo final de paz. Hemos sido convocados los excombatientes de las FARC-EP por autoridades locales, afrodescendientes, mestizos e indígenas, con el apoyo de la institucionalidad representada en la Fuerza Pública (ejército y policía), la Gobernación de Risaralda, la Defensoría del Pueblo, La ARN, las Naciones Unidas, la Unidad para la Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas-UBPD, La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad-CEV. Hasta ahora, hemos encontrado una cordialidad y una interlocución poderosa con miras a construir escenarios dialógicos y de reconciliación que nos acerquen a las víctimas, aspecto que nos satisface con profundos sentimientos de reconocimiento, aporte a la verdad, reparación, memoria para nunca olvidar y sobre todo a la no repetición.
Simultáneamente a esta actividad, hemos liderado algunos excomandantes de las extintas FARC-EP en el departamento de Risaralda la realización de dos eventos y un próximo tercer encuentro de antiguos militantes del Frente Aurelio Rodríguez, entre los que se cuentan comparecientes y firmantes de paz capturados por la Fuerza pública y beneficiados en su libertad por el Acuerdo de Paz, antiguos desertores que también salieron en libertad en virtud del decreto 1820, otros que salieron de filas por otras causas, como heridos en combate y que el proceso de paz nos ha permitido reencontrarnos después de muchos años, en un ambiente de respeto, compañerismo, fraternidad pero, por sobre todo, con un anhelo aportar en la construcción de la paz, hacer memoria, contribuir en la búsqueda de personas dadas por desaparecidas en el marco del conflicto armado. Un logro que nos ha llevado un par de años, contactándolos uno por uno hasta alcanzar la satisfactoria cifra de 31 excombatientes, hombres y mujeres.
Acabamos de realizar en Santa, el 5 y 6 agosto, el segundo encuentro, con representantes de la comunidad, la institucionalidad, autoridades del Acuerdo de Paz y excombatientes, en el cual se hizo el taller “Memoria, Relatos y Comunicación visual, un imaginario colectivo del conflicto armado que esclarezca su impacto en el territorio risaraldense”. El día inició con unas reflexiones de los lideres locales, una importante participación de los asistentes profundizando en los conceptos de memoria, verdad, reconciliación, convivencia y construcción de la paz. La idea de construcción de paz desde el territorio reviste gran importancia para estas zonas marginadas donde han confluido todas la violencias y todos los actores.
Este segundo encuentro de las comunidades y los firmantes de paz en Santa Cecilia es otro importante paso y respetuoso acercamiento con las víctimas del conflicto social y armado. Las partes, reunidas en este nuevo encuentro a la luz del Acuerdo Final de Paz, expresamos todo el compromiso en el esclarecimiento de los hechos, tomando como base el aporte pleno a la verdad, a las búsqueda de personas dadas por desaparecidas, a la reparación, la reconciliación, convivencia y la paz. Las partes consideran que estos preceptos necesarios en la búsqueda de la verdad serán dolorosos ya que están de por medio vidas humanas y largos duelos por familiares desaparecidos, aún por cumplirse. Igualmente, se trabajará por desarrollar etapas pedagógicas del proceso de paz.