The Berlin Moot y la paz en Colombia

Julián A. Barajas Jaimes.

El 17 y 18 de abril se llevó a cabo en Berlín, Alemania, The Berlin Moot, una conferencia de paz organizada por la Fundación Berghof con el propósito de remodelar las políticas y herramientas de la paz en torno a la complejidad actual de la guerra y los conflictos[1]. Para esto, reunieron a expertos mundiales de diversas disciplinas con mediadores y profesionales de la paz. Tuve la oportunidad de participar en dos laboratorios de paz de esta conferencia y quisiera resaltar una de las reflexiones que se dieron en uno de estos laboratorios, pues la considero pertinente para el proceso de paz entre el gobierno de Gustavo Petro y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

En el primer día del evento estuve en el laboratorio Cerebro y Paz. La premisa de este panel era que en el centro de las negociaciones de paz se encuentra el factor humano. En otras palabras, que las redes de valores, las emociones, los traumas, la empatía y la identidad de las personas negociantes son un elemento fundamental de los procesos de paz[2]. Ahora bien, todo lo anterior tiene lugar en el cerebro. No obstante, el rol del cerebro en la paz no ha sido estudiado a profundidad. Por consiguiente, la Fundación Berghof juntó en este laboratorio a neurocientíficos, científicos cognitivos y psicólogos con negociadores y mediadores de paz para indagar sobre qué ocurre en el cerebro cuando las partes enfrentadas se sientan a negociar.

En el grupo que yo estuve exploramos los procesos neuronales que subyacen a la deshumanización de los enemigos y al restablecimiento de la empatía en contextos de negociaciones de paz. Uno de los casos tratado fue el proceso de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), que llegó a un acuerdo de paz en 2016. Un representante de cada una de las partes estuvo presente en el encuentro. Y una de las preguntas recurrentes de los participantes fue cómo había sido posible sentarse a dialogar con el enemigo. En efecto, se reconoció la dificultad de esta tarea. Especialmente, tras la escalada del conflicto durante la política de “seguridad democrática” del gobierno de Álvaro Uribe. Pero, el reconocimiento de la contraparte como interlocutor legítimo hizo posible dar inicio al proceso de paz.

Durante la seguridad democrática, el gobierno nacional catalogaba a las FARC-EP como un “grupo de narcoterroristas”[3]. Por su parte, las FARC definían al gobierno de Uribe como “narcoparamiltiar”[4]. Estos dos motes negaban el carácter político de uno y otro, deslegitimaban a su contraparte, y la deshumanizaban al presentarla como la sumatoria de agravios. Por lo tanto, una de las primeras labores para hacer posible la paz entre las FARC-EP y el estado colombiano fue desechar estos calificativos y rehumanizar al enemigo.

Por un lado, el gobierno de Santos reconoció la trayectoria política de la guerrilla y le ofreció continuar su proyecto político sin las armas y en la legalidad. Por otro lado, las FARC-EP decidieron preponderar la oferta de diálogo y confiar en el gobierno, a pesar de que Santos fue el exministro de defensa de Uribe. Es decir, el reconocimiento de la contraparte como un interlocutor legítimo permitió el inicio de la fase exploratoria del proceso de paz, en la que se pactó la agenda de negociación que posibilitó el acuerdo de 2016. Lastimosamente, esta lección no se ha aplicado en el proceso de paz entre el gobierno de Petro y el ELN.

El 21 de noviembre de 2022 se instaló la mesa de negociación entre el ELN y el gobierno de Petro, como continuidad del proceso iniciado durante el gobierno de Santos, y después de haber estado congelada durante el gobierno de Iván Duque (2018-2022). Esta mesa de negociación ha logrado avances, tales como pactar un cese bilateral de 12 meses, la renuncia del ELN al secuestro, y el inicio de la participación de la sociedad civil en el proceso de paz. Sin embargo, las partes se siguen desacreditando públicamente.

Por una parte, el presidente Petro ha puesto en duda el carácter político del ELN. En varias ocasiones ha afirmado que, si esta guerrilla no acepta la propuesta de paz del gobierno, es porque sucumbió al narcotráfico. Por ejemplo, durante una crisis de la mesa de negociación, Petro trinó que al ELN solo le quedaban dos caminos: “O el camino del padre Camilo Torres Restrepo o el camino de Pablo Escobar”[5]. Al decir esto, el presidente está siendo poco empático con su contraparte, puesto que hace uso de uno de los referentes históricos del ELN para cuestionar su condición revolucionaria. Esto demerita la identidad y los valores rebeldes de este grupo alzado en armas en contra del estado, por lo que no es la mejor estrategia para propiciar un diálogo político.

Por otra parte, Antonio García, primer comandante del ELN, ha puesto en duda que el gobierno de Petro sea progresista y represente un cambio en la historia política del país. En noviembre de 2023, frente a los cambios en la delegación de paz del gobierno, García tuiteó que: “Los funcionarios que están al frente de los diálogos con el ELN son más Santistas que [Juan Manuel Santos], ellos buscan una pacificación sin cambios para el país.”[6].

Sumado a lo anterior, ante la crisis actual del proceso de paz a raíz de la participación de un Frente de esta guerrilla en un diálogo regional de paz en el departamento de Nariño con el gobierno nacional y departamental, García acusó a Petro de continuar la política de seguridad de sus antecesores. En sus palabras: “Lo que realmente viene sucediendo [en Nariño] es una operación de inteligencia militar iniciada por gobiernos anteriores y que Iván Duque mantuvo activa para golpear a profundidad al ELN. Los gobiernos, incluido el de Petro, le dieron continuidad.”[7]. Con estos trinos, García plantea que Petro representa la continuidad de los gobiernos de Santos y de Duque, a pesar de que el primero no hace parte de la coalición de gobierno y de que el segundo es opositor. Al equipararlo con sus antecesores, García pone en vilo la identidad y los valores progresistas del primer gobierno de una coalición de partidos y organizaciones de izquierda y populares en Colombia. Esta tampoco es una estrategia de negociación asertiva.

En resumen, el desescalamiento del lenguaje entre las partes es fundamental para los procesos de paz. Con base en la experiencia de las FARC y el gobierno de Santos, el reconocimiento de la contraparte como un interlocutor legítimo puede interrumpir la deshumanización del enemigo y posibilitar la rehumanización del contrincante. Pareciera que es especialmente importante tener en cuenta las trayectorias, identidades y valores de la contraparte para pasar de la confrontación al diálogo. En consecuencia, es crucial que el ELN y el gobierno de Petro modulen el tono de sus alocuciones públicas sobre el otro.

Para una próxima ocasión, el gobierno debería prever el impacto emocional negativo que puede tener en una insurgencia de 60 años de historia la comparación con el principal narcotraficante del país. Así mismo, el ELN podría empatizar con el presidente Petro, el Alto Comisionado de Paz Otty Patiño, y la jefa negociadora del gobierno Vera Grabe, ya que también fueron guerrilleros, y no equipararlos a los representantes de los gobiernos de las élites económicas y políticas del país. La buena noticia es que, según la experiencia colombiana y la ciencia, es posible reconducir el proceso de paz entre el gobierno de Petro y el ELN. Si enemigos declarados, como lo eran las FARC y Santos, lograron ser benevolentes con el otro en favor de la paz, no hay por qué pensar que posibles aliados no vayan a lograr insistir en lo que los une, y prescindir de lo que los separa; como decía el padre Camilo.

 

 

Julián A. Barajas Jaimes: Estudiante de la maestría binacional en Conflicto, Memoria y Paz de la Universidad del Rosario y la Universidad Católica de Alemania. Historiador de la Pontificia Universidad Javeriana. He trabajado en el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP), la Redprodepaz, y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

 

____________________________________________________________________________________________________

 

[1] Berghof Foundation, “About the conference”, The Berlin Moot. Reshaping Peace, accedido el 23 de abril de 2024, https://www.berlinmoot.org/about

[2] Berghof Foundation, “PeaceLab: Brain & Peace”, The Berlin Moot. Reshaping Peace, accedido el 23 de abril de 2024, https://www.berlinmoot.org/events/peacelab-brain-peace

[3] Presidencia, “Presidente Uribe invitó a Fuerzas Armadas a derrotar totalmente grupos terroristas en el sur del país”, Secretaría de Prensa, 2 de agosto de 2010, http://historico.presidencia.gov.co/sp/2010/agosto/02/06022010.html

[4] Iván Márquez (Integrante del Secretariado de las FARC-EP), “Los ‘falsos positivos’”, CEDEMA, 27 de abril de 2010, https://cedema.org/digital_items/3901

[5] Juan Diego Quesada, “Petro pide al ELN no seguir el camino del narcotraficante Pablo Escobar”, El País, 13 de enero de 2023, https://elpais.com/america-colombia/2023-01-13/petro-pide-al-eln-no-seguir-el-camino-del-narcotraficante-pablo-escobar.html?event_log=fa

[6]  Redacción Colombia +20, “Jefe de ELN arremete contra Paz Total: criticó a Santos, Petro y disidencias de FARC”, El Espectador, 24 de noviembre de 2023, https://www.elespectador.com/colombia-20/paz-y-memoria/dialogos-petro-eln-antonio-garcia-arremete-contra-paz-total-y-critica-a-santos-y-danilo-rueda/

[7] Andrea Sierra Cadavid, “En medio de la tormenta, continuarán los diálogos con en ELN”, Nos Cogio la Noche, 27 de febrero de 2024, https://www.noscogiolanoche.tv/en-medio-de-la-tormenta-continuaran-los-dialogos-con-en-eln/