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El 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, no es un día cualquiera. Es para denunciar las arbitrariedades contra las mujeres, de tipo político, económico, social y las violencias basadas en género.
Su logro ha sido tan grande que hasta ONU lo decretó como Día Internacional de la Mujer, pero reduciendo su esencia política, de manifestaciones, de divulgación de las de las brechas de género tan grandes que aún existenten.
No podemos dejar de lado que las mujeres somo más de la mitad de la Humanidad, igual en Colombia. Sin embargo, en distintas instancias de decisiones, ya sean gubernamentales, parlamentos, partidos, ONGs, incluso en la prensa, nos tratan como un grupo, desconociendo que nosotras hacemos parte de todos los sectores: indígenas, negritudes, campesinado, juventudes, clase trabajadora de toda índole. Con nuestra presencia y aporte es increíble que aún persista tanta desigualdad:
- En muchas áreas labores, ganamos menos salario que los hombres por el mismo trabajo.
- Tenemos una taza mayor de desempleo.
- Nos limitan ingresos a determinadas carreras y oficios por el hecho de ser mujeres.
- Nos matan y nos golpean por ser mujeres.
- Nos violentan en el ejercicio político, de manera particular, enfatizando en nuestro físico o nuestro papel como esposas o madres, más que en nuestras ideas, propuestas y desempeño.
- Cubrimos la mayor parte de las labores de cuidado, un trabajo que se minimiza y no se paga, a pesar de ser esencial para que la sociedad funcione.
Estos son algunos ejemplos, porque es mucho más larga la lista. De ahí que desde Comunes y su Consejería de Mujeres, Género y Diversidades, invitamos a las mujeres exguerrilleras a que se organicen, a que se unan, se fortalezcan como trabajadoras, con su independencia económica; que amplíen sus estudios y consoliden sus iniciativas productivas. Que sigan siendo sujetas políticas para que, unidas a quienes luchamos desde Comunes, consigamos superar las desigualdades que nos limitan.
Las invitamos a que se unan a las marchas que se realizarán en todo el país el 8 de marzo. No olvidemos nunca la importancia de luchar para conseguir la dignidad que merecemos.
Que el próximo año nos podamos reencontrar para contarnos cómo esas brechas están menos abiertas, como resultado de nuestra lucha.
Con aprecio y cariño,
Olga Lucia Marín
Consejera Nacional de Mujeres, Género y Diversidades.
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