Carta abierta

Señores Obispos de la Iglesia Católica:

Darío de Jesús Monsalve Mejía, Arzobispo de Cali

Luís José Rueda Aparicio, Arzobispo de Popayán

Edgar de Jesús García Gil, Obispo de Palmira

Hugo Alberto Torres Marín, Obispo de Apartadó

Orlando Olaya Villanoba, Obispo de Tumaco

Mario de Jesús Álvarez Gómez, Obispo de Istmina – Chocó

José Saúl Grisales Grisales, Obispo de Ipiales

Reciban atento, cordial y respetuoso saludo. Nos permitimos extenderlo de forma sincera a los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas, como también a todas las personas, hombres y mujeres, que integran la feligresía eclesial de cada parroquia, en sus respectivas Arquidiócesis y Diócesis.

Nos complace contarles que llegó a nuestras manos el comunicado dirigido por Ustedes a la opinión pública, elaborado y difundido en la Ciudad de Popayán el 25 de este mes. El contenido refleja nítidamente su preocupación como pastores, ante la situación compleja que viven en estos momentos todas las personas que, como el Sirineo, le están metiendo el hombro a la Implementación de los Acuerdos de Paz. Ciertamente, “los hijos de las tinieblas” están muy incómodos, porque el pueblo con sus ojos de esperanza ve que es posible, encender la luz de la paz con justicia social estable y duradera en nuestra martirizada Colombia.

Parafraseando  a San Oscar Arnulfo Romero, mártir salvadoreño, todos los que estamos luchando junto al pueblo colombiano por las transformaciones negadas desde siempre, en lo político, lo económico, en lo sociocultural, en la defensa del medio ambiente y de la naturaleza, en la convivencia pacífica con nuestros países hermanos, esa lucha de nuestro pueblo por alcanzar condiciones de vida dignas, en el campo y la ciudad, nos autoriza a decirles a los dueños del poder y del dinero:

Queremos que el gobierno tome en serio que de nada servirán los acuerdos si van bañados con tanta sangre de lideresas, líderes, estudiantes, indígenas, sacerdotes, hombres y mujeres afrocolombianos, de ex integrantes de las FARC-EP  y sus familiares. Por eso, en nombre de Dios y en nombre de nuestro sufrido pueblo, les decimos: No es a punta de mentiras, dichas dentro y fuera del país, ni es matando, desapareciendo, empalando, descuartizando personas en casas de pique, torturándolas, intimidándolas, como se gobierna un país, ni como se cumplen los compromisos adquiridos ante Dios, el pueblo colombiano, la Comunidad Internacional y Organizaciones de carácter mundial. La lucha por la Paz estable y duradera es sagrada y merece respeto.

Nos alienta saber que para Ustedes la unidad es un don preciado, que ponen en práctica junto con los Obispos de Ipiales, Pasto, Tumaco, Mocoa-Sibundoy, Ibarra, Esmeraldas y Sucumbíos. Ese, en efecto, es el camino correcto.

Consideramos muy importante el apoyo decidido de Ustedes a la creación de un gran Movimiento regional de SERVIDORES DE LA PAZ, para que se fortalezca este camino de solución dialogada al conflicto armado interno y se consolide la implementación del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera.

Quiera Dios que sus oraciones fortalezcan la lucha del pueblo colombiano, y que sus orientaciones le hagan comprender a ese mismo pueblo, que unidos podemos construir una Colombia en Paz y con Justicia Social.

CONSEJO POLÍTICO NACIONAL

FUERZA ALTERNATIVA REVOLUCIONARIA DEL COMÚN-FARC

Bogotá DC,  28 de junio de 2019