Estados Unidos saca a Cuba de la lista de países que no cooperan con los esfuerzos antiterroristas.
Parece inaudito que, alguna vez, se haya incluido en esa lista a una nación que, en la defensa de su soberanía y proyecto revolucionario, ha resistido a más de 640 atentados a su población civil y su dirigente histórico Fidel Castro, organizados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y a 62 años de un cruel Bloqueo Económico, Comercial y Financiero.
En los últimos 65 años, Cuba ha sido un referente regional y mundial de solidaridad, llevando al máximo sus modestos esfuerzos, para apoyar a pueblos que luchan contra el colonialismo, el analfabetismo, el monopolio de las farmacéuticas frente a las soluciones médicas a grandes pandemias y hasta las muertes materno infantiles causadas por enfermedades curables.
Mientras el mundo se redefine constantemente a partir de formas cada vez más sofisticadas y letales de la violencia sistémica, Cuba ha defendido la vida, la autodeterminación de los países de los sures globales y la dignidad de los pueblos en resistencia. Se ha volcado a la tarea de convertir a Latinoamérica en un territorio de paz y ha sido garante, acompañante y gestora del proceso de diálogo que nos llevó a la firma del Acuerdo Final de Paz.
Cuba ha cobijado y sido escuela de procesos político-organizativos diversos, aunados en la certeza de que las transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales no provienen de designaciones divinas o regalos de los grandes centros hegemónicos del poder capitalista, sino que son resultado de la movilización social y la capacidad colectiva de generar proyectos políticos con cambios cada vez más profundos.
Es por esto que, en medio de la alegría de la noticia, señalamos la urgencia de que Estados Unidos elimine a Cuba de otra lista, la de Estados Patrocinadores del Terrorismo. Una nación dedicada a la construcción de paz, la defensa de la vida y de la justicia social no puede continuar siendo tachada y estigmatizada como una de las tantas herramientas dirigidas al sometimiento de su proyecto social y político.
Nuestra gratitud con Cuba sigue latente. Tejamos redes de solidaridad y de denuncia ante estas injusticias, recordando esa premisa de la solidaridad: Amor con amor se paga.
Dirección Nacional de Comunes