El Tiempo, 19 de julio de 2021
Los muros que resistieron a la guerra en San Adolfo, uno de los 11 corregimientos de Acevedo (Huila), se transformaron en paisajes, fauna y mensajes de reconciliación.
Los excombatientes de la desaparecida guerrilla de las Farc –que se tomaron el casco urbano en 1987 y 2001– se unieron con las víctimas y, entre el 11 y el 15 de julio, arreglaron la fachada de la escuela principal y pintaron 14 murales.
“Si algo sentimos en San Adolfo fue mucho miedo, pero hoy vemos que las cosas cambian, que empiezan a cambiar y podemos estar juntos, podemos construir juntos, podemos salir adelante juntos”, dijo el padre Jairo Mota, párroco del pueblo.
El miedo llegó un miércoles, el 6 de agosto de 1987, cuando miembros del Frente 13 ‘Cacica Gaitana’ de las Farc lanzaron contra la garita del puesto de Policía dos bombas que llevaban escondidas debajo de sus ponchos, según contaron los mismos excombatientes al reconocer los daños causados en el ataque.
La explosión de las bombas fue el inicio de esa primera toma, que dejó a un policía y varios guerrilleros muertos, así como a un civil que fue alcanzado por una bala.
Pasarían 15 años para que la acción se repitiera. El 2 de septiembre de 2001, unos 90 hombres de los frentes Timanco y 49 del Bloque Sur, volvieron a San Adolfo y hostigaron, nuevamente, la estación de Policía. Pólvora, granadas, fusiles y llantas quemadas fueron usadas para forzar la salida de los agentes, que sostuvieron el combate por más de dos horas.
“Hacemos un reconocimiento público ante el país y ante las víctimas de los daños y afectaciones tanto individuales como colectivas causados a la población civil de San Adolfo, como producto de las dos tomas guerrilleras a la estación de policía llevadas a cabo en 1987 y en el 2001, y que terminaron por afectar de diversas formas a esta comunidad”, dijo Omar Ayala, exguerrillero que operaba en la región.
Ayala agregó que a pesar de que esas acciones militares no iban dirigidas directamente a la población, sí pusieron en riesgo a sus habitantes, y reconoció que en las Farc se usaban “armas de fuego caseras y, por lo tanto, con escasa precisión” que produjeron desastres y destrucción.
‘No utilizamos armas químicas’
Dentro de su reconocimiento, los ex-Farc reconocieron también que hubo fallas en la planeación de las tomas, sobre todo la segunda, pues no establecieron que la estación de Policía tenía túneles.
Según aseguraron, “el humo de las llantas quemadas, y de la pólvora utilizada se concentró en estos (túneles), provocando crisis de ahogamiento, dificultades respiratorias y posiblemente intoxicación por estos mismos gases”.
No obstante, dijeron que en ningún momento usaron armas químicas, gases letales o cianuro.
Pidieron perdón
De otro lado, los exguerrilleros reconocieron que en el marco de sus acciones afectaron la infraestructura de casas, la biblioteca, el supermercado y la iglesia de San Adolfo.
“Fueron aspectos que no pudimos, ni supimos controlar, en el desarrollo de las acciones militares de este tipo, sin embargo, reiteramos que nunca estuvo en nuestros planes este tipo de afectación, y hoy vemos el impacto que esto causó al desarrollo de la zona y por esto, pedimos perdón a las víctimas”, dijo Ayala.
Según informó el Partido Comunes –surgido tras la firma del acuerdo de paz–, el proceso de acercamiento entre la Mesa de Víctimas del municipio y los ex-Farc, que comparecen ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), se inició en el 2019, por iniciativa de las víctimas.
Con la actividad de embellecimiento y muralismo entre víctimas y excombatientes, estos últimos aseguraron que esperaban, a través de estos actos simbólicos, “empezar a construir un camino de reparación y restauración de la comunidad”.