06 Dic El acto de reparación y reconciliación entre ex-FARC y víctimas en Caquetá
El Tiempo, 30 de agosto de 2021
Sanar algunas de las heridas que la guerra dejó entre los habitantes de Caquetá es una de las metas que, tras la firma del acuerdo de paz, se trazaron cientos de excombatientes de las Farc que hacen su tránsito a la vida civil en ese departamento.
Desde el pasado 22 de agosto y durante una semana, 80 artistas de diferentes disciplinas, junto a exguerrilleros y víctimas del conflicto se unieron en el festival ‘Caquetá se pinta de colores’, una apuesta cultural por la paz, la reparación y la reconciliación de esta región, una de las más golpeadas por la violencia.
El festival es una extensión de la iniciativa ‘Agua Bonita se pinta de colores’, que nació en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Héctor Ramírez —hoy convertido en centro poblado—, y llegó a siete municipios del departamento: Florencia, Paujil, Doncello, La Montañita, Puerto Rico, San Vicente del Caguán y Solano.
Entre los 80 artistas estaban 28 mujeres, un indígena Misak y una persona de la población LGTBIQ), que participaron de intervenciones y muestras artísticas construidas en conjunto con la población y relacionadas con la historia y geografía de este territorio.
“Yo le diría a todo el pueblo colombiano que confiemos en la paz, que nosotros que sí hemos sufrido desplazamiento forzado, desapariciones de los líderes, decimos que podemos hacer paz», dijo el representante de la Asociación de Cabildos Indígenas de Puerto Rico (Caquetá).
Entre tanto, el excombatiente Federico Montes, coordinador del festival, e integrante del partido Comunes, explicó que el acto «está dirigido, fundamentalmente, a vincular todas las formas organizativas y las expresiones que tienen las comunidades en estos territorios, participaron mujeres, participaron jóvenes, participaron víctimas, participaron organizaciones comunitarias y campesinas que son como los sectores mayoritarios que hay aquí y participaron los pueblos indígenas y las comunidades afro».
Ya agregó: «Eso es un éxito porque el objetivo no es solo el de reparación, sino que es también generar ejercicios de gobernanza donde reencontremos a todos estos actores con la institucionalidad que también tiene la obligación de apostarle a la paz, que es un compromiso de todos”.
Durante décadas, Caquetá fue epicentro de disputas entre grupos guerrilleros y paramilitares. De los casi 402.000 habitantes del departamento, 360.368 fueron afectados por el conflicto, de acuerdo con el Registro Único de Víctimas.
Es decir, 9 de cada 10 caqueteños han sufrido por cuenta de la violencia. Pero ahora, la articulación entre organizaciones sociales, víctimas y excombatientes mantienen la esperanza de que en este territorio se viva en paz.