Este 26 de marzo se cumplió un aniversario más de la desaparición física de este maestro de maestros que un día del año 1970 me recibió como un nuevo combatiente de su organización, recibí de él las primeras lecciones y enseñanzas de un revolucionario íntegro.
De él aprendí que la paz solo se consigue luchando por ella, aprendí que a la guerrilla no se iba de paseo ni de deporte, que la profesionalidad de un combatiente revolucionario es hasta vencer o entregar la vida en aras de la libertad.
No puedo dejar de recordar el sabio tacto con que llevó las directrices del proceso de paz, sus enseñanzas colectivas y los ejemplares métodos para solucionar los distintos problemas que a diario se les presentaban a los combatientes. Fue muy respetuoso con sus enemigos de clase.
Camarada Marulanda honor y gloria en tu tumba, tú no estás muerto, seguirás vivo en la mente de todos los pueblos del mundo que luchan por su libertad.
Hernán Benítez