10 Dic La Casa de la Paz: el espacio de reconciliación para víctimas y excombatientes en Colombia
France 24, 20 de noviembre de 2021
En el marco de los acuerdos para la desmovilización de la guerrilla de las FARC, el Estado de Colombia dio unos dos mil dólares para cada excombatiente. Una forma de incentivar la creación de nuevos proyectos productivos de reincorporación, como ‘La Trocha’, una cerveza artesanal, que tiene como hogar La Casa de la Paz, un centro cultural en pleno centro de Bogotá.
Alexander Monroy pertenecía a las milicias urbanas de la guerrilla de las FARC. Cinco años después de su reincorporación prepara los difusores de cerveza para un acto cultural.
Junto a otros nueve excombatientes fabrica ‘La Trocha’, una cerveza artesana que forma parte de los 99 proyectos productivos colectivos surgidos del proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC en 2016. Para ello invirtieron los cerca de dos mil dólares que el Estado les entregó al desmovilizarse y en 2020 lanzaron su marca.
La fábrica principal está en Ubaté, en el departamento de Cundinamarca, cerca de la capital, Bogotá. Allí les enseñaron todos los secretos de la elaboración cuando estaban en búsqueda de un proyecto productivo. Después recibieron el acompañamiento de profesores de la Universidad Nacional para crear el negocio.
Lidera el proyecto Doris Suárez, que estuvo más de 30 años en las filas de las FARC. Bromea con que esta cerveza sí que deja una «entonadita bien sabrosa» y se felicita por la buena crítica que están recibiendo.
Sin embargo, para Alexander Monroy, todos estos logros han sido por su propio mérito; pese a la ayuda económica inicial, el Gobierno no ha hecho nada por la reincorporación: «Cerca de 300 excombatientes asesinados, sigue la persecución y nosotros seguimos comprometidos con la palabra y la paz. Pero fue un acuerdo de dos partes».
Un espacio para el encuentro
Trocha es una palabra de uso común en Colombia. Suele ser la vía habitual de las zonas rurales. Caminos sin pavimentar que con la dureza de la lluvia del trópico terminan convirtiéndose en barrizales. Es el único lugar de conexión con el resto del mundo. De veredas, pueblos e incluso ciudades. «Colombia es una trocha. Y asumimos eso como identidad, un camino que vamos tejiendo, que se hace colectivamente», afirma Alexander Monroy.
Para los fundadores de ‘La Trocha’ es también su oportunidad de reincorporarse al mundo civil. En ese compromiso surge La Casa de la Paz, un espacio cultural en pleno centro de Bogotá: «Aquí cabe todo el mundo y es permitido pensar distinto y no hay necesidad de matarse por ello», dice Alexander Monroy.
En este espacio cultural también se pueden adquirir sus productos cerveceros: los que fabrican en su planta principal, pero también los que generan en la microprocesadora que tienen en la casa.
Los visitantes de La Casa de la Paz pueden encontrar otros productos de excombatientes entre los que destacan ropa y café. Además de abrir a diario, la casa organiza muestras culturales y artísticas semanalmente.
Romper los estigmas de la sociedad
En su visita guiada por La Casa de la Paz, Alexander Monroy insiste en que es un proyecto de reconciliación para excombatientes y víctimas. En la segunda planta hay un espacio para Virgelina Chará, líder social del departamento occidental del Cauca, víctima de desplazamiento forzado y amenazada de muerte.
En su taller expone prendas de ropa, muñecas y accesorios que fabrica de forma artesanal. Actualmente están preparando el vestido que le van a poner en 2022 al Palacio de Justicia de Bogotá. Este es uno de los símbolos de Colombia: en 1985 tras una toma del grupo guerrillero M-19, terminó en llamas, con más de 100 personas muertas y decenas de desaparecidos.
Víctima del conflicto armado, Virgelina ha podido romper todos los estigmas gracias a La Casa de la Paz: «Estar aquí es cambiar el imaginario de mucha gente que cree que porque coincidimos víctimas y excombatientes, entonces nos vamos a agarrar a puños. Esto sirve para decirle a esa gente que ese imaginario está equivocado».
Y nada mejor para conseguir esa unión que una ‘Trocha’: «la cerveza invita a socializar, a compartir con los demás y pasar un rato agradable», concluye Doris Suárez.