19 May “LA OPORTUNIDAD DE NO HACER TRIZAS EL ACUERDO DE PAZ”
Por: Diana Suley Paz
El tema de la paz sin duda alguna debe primar en la agenda del próxima, es un clamor del pueblo, del ciudadano de a pie, de las mujeres cabezas de familia, del obrero, del trabajador; de los niños y niñas que heredarán esta tierra, bañada durante décadas en sangre, en dolor, en oportunidades a medias, en leyes, políticas públicas y programas de subsidios que no siempre tienen en cuenta la desigualdad, el hambre, el desempleo y en general, la pobreza extrema en que se encuentran la mayoría de personas que habitan nuestro país.
La deuda histórica que se han encargado de incrementar los gobernantes de partidos políticos tradicionales y de ultra derecha, durante más de siglo y medio, con propuestas falaces que han atendido solo intereses mezquinos, hoy por hoy, no han permitido que, coaliciones o partidos alternativos, lleguen al poder. Es por esto que candidaturas como la de Petro, por ejemplo, sean objeto de descrédito a como dé lugar en los distintos escenarios, donde no se concibe siquiera la idea de reconocer que un líder de izquierda tenga tal importancia como para unir sectores progresistas, que pueda tener propuestas que permitan girar la economía alrededor de la vida, apostarle a nuestras riquezas, a la protección del medio ambiente, a profundizar la democracia desde la conciencia sin comprar votos y a cumplir con la pactado en el Acuerdo de Paz.
Lo cierto es que, de todos los programas de gobierno que tienen los candidatos presidenciales a cumplir en el periodo 2022-2026, el único que tiene el anhelo verdadero, como dice él, de “Restituir la Esperanza de la Paz” es Petro. En ese sentido, los que queremos ver una transformación real de este país, encontramos no en una persona sino en una serie de propuestas la oportunidad de poner fin de una vez a ciclos históricos de violencia, de sentar bases sólidas para que la paz sea una realidad con la participación de los colombianos y colombianas, de vivir la opción del cambio y sobretodo de materializar la justicia social y los derechos inalienables, que nos permitan vivir en sociedad.
La naturaleza del Acuerdo de Paz está concentrada en esta opción de gobierno, a diferencia de los otros candidatos presidenciales que, con distinto nombre, siguen siendo la continuidad de gobiernos enraizados en el poder a causa de manipulaciones viles, de extorsiones, de compra y venta de votos, de amenazas y muertes a líderes y lideresas en todo el territorio colombiano. El Acuerdo de Paz encuentra en Petro la reivindicación de la RRI como la columna vertebral para Democratizar la Tierra, promover el proceso del Catastro Multipropósito, defender el Fondo de Tierras y crear la Jurisdicción Agraria; tener en cuenta a la mujer rural en la titulación de tierras, sacar adelante las iniciativas en los 170 municipios PDET, robustecer una política pública de paz, reconciliación y convivencia con el Consejo Nacional de Paz. reavivar la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad, terminar la violencia contra los firmantes de paz y reformar la Unidad Nacional de Protección para prevenir los ataques contra líderes. “Cambiar El paradigma de la guerra contra las drogas, por el de la regulación”, asumir el consumo como un problema a resolver dentro del campo de la salud pública, suplir el proceso productivo y comercial de la coca sin estigmatizar a los cultivadores, y dar sometimiento judicial a las organizaciones ligadas al narcotráfico. Prohibir la aspersión aérea con glifosato y apoyar a la Comisión de la Verdad, a la JEP, resguardando los mecanismos para que se lleve a cabo una total justicia transicional.
En línea con el Acuerdo, las propuestas de Petro categorizadas en un Programa de Gobierno denominado “Colombia, Potencia Mundial de la Vida” nos muestra que la paz es una necesidad consolidada en la realidad social, no solo de aquellos que dejaron las armas y acordaron poner fin al conflicto armado nacional sino de todos los colombianos y colombianas que en verdad queremos una transformación real, de justicia social, de las condiciones de bienestar, de participación, igualdad, protección, educación, de fin del sufrimiento y sobretodo de reconciliación, esa cualidad que un voto, a conciencia, puede hacer, para dejar atrás la crisis social que ha tenido nuestro país históricamente y así poder hablar y sentir, lo que es vivir, con una paz estable y duradera.