Rubín Morro
Definitivamente la lucha contra la pandemia del coronavirus, está unificando la humanidad basada en la solidaridad, colaboración y disciplina. La infección y la posibilidad de morir fue lo que allanó el camino al esfuerzo mundial para frenar el avance de esta catástrofe, mientras los científicos avanzan en la creación de una vacuna para salvar la humanidad. Colombia, 47 millones de habitantes, iniciamos ayer 25 de marzo una larga etapa de aislamiento obligatorio de 19 días, hasta el 13 de abril, para evitar masivamente el contagio de la peste. Ya el mundo tiene en cuarentena un total de 1.700, millones de seres humanos y ayer también inició India con 1.200 millones de personas confinadas.
La información y las falsas noticias vuelan caudalosa y poderosamente por todos los medios que ha alcanzado la atortolante tecnología, globalización y la intercomunicación universal. “El mundo está en sus manos a un solo clic, lo tienes todo en la virtualidad”. La desinformación corre en los invisibles hilos de los celulares causando todo tipo de reacciones y a pesar de esto, no falta el despistado ignorante de lo que pasa, los asesinos de la paz que aprovechan el COVID-19 para seguir atentando contra la paz. Un gobierno ensañado contra su pueblo, aprovechando la impotencia de las mayorías, a las cuales nos dieron “prisión domiciliaria” sin garantías mínimas de sus necesidades básicas: alimentación, salud y demás servicios públicos.
Una simple bacteria amenaza a la humanidad y la arrogancia capitalista cae a sus pies. Ha atacado y enviado al hospital a presidentes, ministros, gobernadores, príncipes, médicos , insignes deportistas, alcaldes, famosos artistas y ha matado a miles de personas humildes. El planeta invoca la solidaridad, cuando antes las multinacionales, los verdaderos dueños del mundo, solo veían nuestros recursos naturales para engordar sus ganancias bancarias y billonarios negocios. ¡Vaya coronavirus unitario!. Los ocasionales poderosos, iniciando por nuestro inepto presidente, baja la voz y habla con el corazón, añadiendo que la vida está por encima de los egos, los partidos y los odios. Sin embargo, más de 1000 líderes y lideresas asesinados (as) en pleno proceso de paz, incluyendo 191 firmantes exterminados desde 2016 a la fecha.
El COVID-19 es un organismo microscópico y navega en una micro-saliva… Nos ha privado de besar al saludar, ir a comer a un restaurante, ir a un cine, a un matrimonio, de no salir ni por el pan para el desayuno, evitar las aglomeraciones, correrle a quien estornuda o tose. Estar lejos de las personas. Nos tememos a nosotros mismos. Queremos desinfectar hasta el aire. Salimos a actividades solo de extrema necesidad. Sacamos las mascotas a sus necesidades solo en 20 minutos. Creo que se burlan de nosotros, porque estamos “presos del miedo y la prevención, mientras ellas son felices con vuestra completa compañía”. Pero, también mejoramos en la higiene personal y el lugar donde habitamos, nos lavamos las manos a cada rato, nos volvimos más sensibles a la fuerza, más disciplinados para no infectar eventualmente a otras personas, estamos en familia y mucho que lo necesitamos. No esparcimos nuestros fluidos corporales irresponsablemente, pensamos más en los demás, para evitar un contagio mayor y una mortandad como está pasando por ahora en España e Italia.
Jamás pensamos que esto nos podría pasar a la gente del común y menos a los países con el inmenso poder político, económico, cultural y militar que ya está afuera de la órbita terrestre, con ejércitos de millones de soldados que ocupan e invaden naciones, con bombas nucleares de hidrógeno y otras tantas aún desconocidas de destrucción en masa. ¿Y de qué ha servido todo esto?, para nada. Porque los más poderosos del planeta están escondidos como ratas del minúsculo enemigo. El hombre se ha creído dueño del mundo y destruye la naturaleza. Acaban con el oxígeno, el aire, las aguas, los ecosistemas, acaba con la vida, se creen el mismo Dios intocable.
La naturaleza nos está pasando la cuenta de cobro. Abusos en experimentos biológicos, la carrera armamentista y la tecnología para derrotar al adversario y dominar al mundo. La devastación de la capa de ozono, el cambio climático, el deshielo de los páramos, etc. Ojalá este sea el punto de quiebre si logramos sobrevivir a la muerte para no destruir el planeta, para que seamos más humanos y vivamos en convivencia y en paz con la naturaleza. “El hombre no puede ser un lobo para el hombre”.