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Por: Olga Lucía Marín
Relato nacido del corazón
Nos vemos el 29 de abril después del paro le dije a un camarada. Él muy seguro me respondió: ¿Si será? Yo creo que eso va a prolongarse. No creo, le contesté segura.
Leí por ahí en alguno de tantos masajes de Facebook que alguien le decía a los dirigentes del paro que eran muy justas las reivindicaciones que se argumentaban para ir al paro, pero que eso no hacían sino crear caos y no se conseguía nada. Que deberían ser más creativos. Recordó el paro de 1977…
Así, parecía que este paro sería, para algunos, uno más de los realizados en años de lucha por cambiar esta desigualdad…. Porque, la verdad, la base de los males de este país es la desigualdad. O los males de este sistema capitalista, así me digan mamerta.
Quien genera la desigualdad? Los que se han adueñado de lo que es de todos y todas.
¿Cómo es eso?
Son varias las formas, pero no podemos olvidar la principal, algo que un señor barbudo descubrió hace más de un siglo y sigue vigente. La ley del valor y la plusvalía.
La ganancia, esa que produce nuestra fuerza de trabajo, y que es apropiada por el dueño de la empresa en la que trabajamos. Así de sencillo, no es distribuida sino apropiada por una sola persona, el dueño o la dueña. Y cada vez quieren más y más.
Se une a esto, la corrupción, los que se roban las riquezas de Colombia, los que tapan todas estas trampas culpando a otros. Se roban un hueco. Y los medios de comunicación nos envuelven con palabrerías, buscando o divulgando el mal en otras partes: el cacareado castro chavismo, que como dicen por ahí los memes no existe, en cambio el uribismo asesino si. Los muerto, las muertas son prueba de ello.
Algo sí, pasó en este paro…
El pueblo de nuevo despertó. Este paro lo demostró. Los jóvenes se tomaron las calles, ellos y ellas, decidieron decir ¡basta ya! Los mayores que llevamos años en la lucha, nos unimos de forma más intermitente. Comienzan a aflorar los recuerdo de nuestra luchas: No había ESMAD. Estábamos en constante Estado de Sitio, reforzado con el Estatuto de Seguridad. Existían las caballerizas de Usaquén. Desapariciones y torturas.
Retorno a esta realidad de 2021.
Surgieron las primeras líneas que son y no se saben que son:
¿Muchachas, muchachos, quién les puso ese nombre?
¿Muchachos, muchachas, y esa indumentaria?
Muchachas y muchachos bloquean avenidas principales, discuten, agitan, se arman de piedras, palos. Y el símbolo, ¡las capuchas¡
¡Ahí se ven!, ahí están, como resisten…
Ahí llegan las mamás, las mujeres, las hermanas, las hijas… con sus ollas, sus cucharas y sus platos…. De dónde sale el mercado…
de la gente,
cuál gente,
la de la calle, la del vecindario, la de la brigada de mujeres, la de creyentes cristianos, católicos, los sindicatos, los de izquierda, los comunes, la gente cansada de ver como matan impunemente…
Se armaron más primeras líneas, las mamás, la judicial, la católica, la internacional.
Las paredes y los carteles gritan¡¡, Duque asesino: nos quietaron todo hasta el miedo, ¡que cese la horrible noche!
Y apareció la música en las calle, con su cacerolazo sinfónico, con las batucadas, las quenas, la guitarra de Julián. Muchachas y muchachos se unían al llamado: ¡apoye el paro con el arte y la cultura! Danzantes, titiriteros, grafiteros.
La resistencia en La Luna, Siloé, Las mil Luchas, apocalis, Sameco, la portada y Puerto Resistencia con su monumento, hecho con el vecino, vecina que trae cemento, quien trae alambre, quien cavilla, arena,
De dónde salen los materiales, los artistas…
de la gente,
cuál gente,
la de la calle, la del vecindario, la de la brigada de mujeres, la de creyentes cristianos, católicos, los sindicatos, los de izquierda, los comunes, la gente cansada de ver como matan impunemente…
Algo pasó en este paro…
Tumbó la reforma tributaria, encajonó la de la salud. Mostró a mi gente, a mi pueblo que las calles, la unidad, la creatividad, la resistencia ¡si logra derrumbar montañas de injusticias¡
Poco a poco todas y todos nos volvimos vándalos, de la resistencia, de la vida, de la paz.
¡Viva el Paro nacional!
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