28 Abr Movimiento lésbico feminista en América Latina (I)
Por: Consejo editorial Comuneras
No es casualidad que la primera sigla del movimiento LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales) sea la L. Las lesbianas fueron las pioneras de las luchas por los derechos de los sectores sexo/género diversos y del cuestionamiento a los modelos de feminidad ligados a la heterosexualidad patriarcal. Sin embargo, a veces su historia parece diluirse entre el amasijo de resistencias colectivas feministas o sexo/género diversas.
Ayer fue el Día de la Visibilidad Lésbica, establecido por la necesidad de poner un foco especial en las necesidades, las luchas y la historia de las mujeres lesbianas a nivel mundial. En América Latina, las mujeres lesbianas se han articulado en torno a demandas particulares y agendas de otras reivindicaciones sociales. ¿Conoces la historia del movimiento lésbico en América Latina?
Aquí te compartimos algunos hechos imperdibles sobre el surgimiento del movimiento lésbico feminista en los años setenta:
A finales de los setenta surgieron en Latinoamérica diversos grupos de lesbianas feministas, primero, en espacios mixtos y, luego, en espacios autónomos. Debido al machismo de los partidos de izquierda y del movimiento gay y el heterosexismo de muchas feministas, el separatismo se planteó como una necesidad para las lesbianas, como estrategia en la búsqueda de sus propios intereses feministas y para encauzar una práctica y un movimiento con pensamiento y discurso propio.
En 1974, se crea la primera organización homosexual de México, el Frente de Liberación Homosexual (FLH), con amplia participación de lesbianas; pero la experiencia de organización autónoma de las lesbianas mexicanas y latinoamericanas se inicia en 1977, con el grupo Lesbos, Las declaraciones fundacionales de Lesbos estuvieron articuladas a las luchas de otros sectores, contra los sistemas socioeconómicos represivos y por la construcción de una nueva organización social, además de asumir la lucha lésbica desde lo político-público.
En 1978, también en México surgió el grupo Lambda de Liberación Homosexual. Tuvo un Comité de Lucha Feminista que llevaba a las plenarias las discusiones feministas. Luego surgió La Boletina, publicación en la que organizaciones como Grupo Lambda y la Coalición Nacional de Lesbianas y Homosexuales informaban sobre las ocupaciones del espacio público.
El mismo año, en Brasil, inició el grupo Somos, de lesbianas y gays. Con el acercamiento de las lesbianas al feminismo, formaron el subgrupo Lésbico Feminista y, posteriormente, formaron el Grupo de Acción Lésbico Feminista (GALF), la primera organización lésbica de Brasil.
El GALF organizaba eventos político-culturales en espacios feministas, homosexuales, político partidarios y en la sociedad civil. Sus integrantes crearon una biblioteca lésbica y, desde 1981, publicaron doce ediciones del boletín Chana com chana (vulva con vulva), una de las primeras publicaciones lésbico-feministas de la región.
En medio de las convulsiones producidas por las dictaduras y la agenda neoliberal en la región, los sectores LGBTI discutían clandestinamente cómo articular sus luchas con las del movimiento estudiantil, sindical y urbano popular: El GALF, junto a otras colectivas de mujeres diversas, realizaron campañas en contra de la violencia policial y militar.
En Colombia, surgió el Grupo de Estudio de la Cuestión Homosexual (GRECO), el primero en integrar mujeres y en generar alianzas con grupos feministas. Fue conformado por un grupo de estudiantes de las universidades de Antioquia y Nacional de Medellín, reunidos por León Zuleta. Por la misma época, surgieron otros grupos en diversas ciudades del país como Cali, Bucaramanga y Armenia.
¿Conocías esta historia? ¿Sabes de algún otro hecho imprescindible para contar la historia del movimiento lésbico latinoamericano en los años setenta?
Espera nuestra próxima entrega sobre este tema, profundizando en el movimiento lésbico feminista latinoamericano en los años ochenta.