Cuando los españoles llegaron a América vieron que las naciones conformadas por quechuas, aymaras y chibchas tenían una planta Sagrada, regalo de los dioses y la pachamama, que en lengua quechua llamaban kuka (erithroyilunm coca), y que las hojas de este arbusto tostadas, molidas y mezcladas con el polvo de las hojas de yarumo blanco (carbonato vegetal), al masticar esa mezcla y tragar el zumo, no daban hambre ni cansancio, esto debido a la gran concentración de proteínas y vitaminas de esta hoja que producen calorías al cuerpo humano, y que como emplasto quitaba el dolor debido a su poder analgésico.
Ya en el siglo XIX a través de un proceso de síntesis química, logran separar los cristales de alcaloides de la hoja de coca obteniéndose el clorhidrato de cocaína, del cual se saca una cantidad de derivados de uso médico.
Pero también es utilizada como sustancia psicoactiva que ataca el sistema nervioso central, y crea una fuerte adicción en los seres humanos que la consumen y un problema de salud pública.
Cultivos de uso ilícito
La exclusión y la marginalidad de las comunidades que habitan los campos colombianos, han obligado a estos sectores sociales a subsistir de los cultivos de uso ilícito, como la coca, para poder llevar a sus humildes hogares el pan a cada familia.
Sin embargo, bajo la supuesta guerra contra el narcotráfico, estas comunidades han sido blanco de la guerra, como ha sucedido principalmente desde la década del noventa, cuando el imperialismo norteamericano diseñó una estrategia contrainsurgente que, bajo la excusa de combatir el tráfico de estupefacientes, bautizó como Plan Colombia. De este plan nosotros, el pueblo colombiano, terminamos pagando de nuestros impuestos USD 7000 millones, y la comunidad internacional aportó USD10000 millones, para un total de USD 17 mil millones.
El Plan Colombia era la cobertura de un plan contrainsurgente que continuó con el Plan Patriota, que además tenía como objetivo invertir ese dinero en compra de aeronaves, armas, tecnología y asesoría, y más de 100 helicópteros Black Hawk que ha Estados Unidos le habían quedado de la guerra del Vietnam que fueron comprados bien caros por Colombia, al igual que el glifosato, herbicida glifosato de la multinacional Monsanto.
Fruto de esta política de guerra, el humilde campesino, al no tener otra posibilidad de sobrevivencia, y que antes se dedicaba a otro tipo de cultivos, terminó desplazándose a otros lugares del país a sembrar coca.
Lo anterior hoy se agrava en el departamento de Nariño luego de los resultados en las pasadas elecciones del 27 octubre.
Después de esta nefasta y dolorosa experiencia vivida por los pobres del campo, el departamento de Nariño, que ha sido un referente de dignidad alternativa en cuanto a la elección de sus gobernantes, en una actitud vergonzante elige de Gobernador del departamento a John Rojas, quien representa en la región al fascista criminal Álvaro Uribe Vélez.
Cuando se implementen en Nariño las aspersiones aéreas con el glifosato, que no demoran, y toda la política de terror, las personas que votaron por este individuo ¿será que podrán mirar a sus hijos y nietos a los ojos sabiendo que fueron los responsables de causarles más miseria, dolor y llanto a este pueblo sufrido?
¡¡¡ COMO PARTIDO DE LA ROSA INVITAMOS
A LA UNIDAD ORGANIZACION Y MOVILIZACION, EN DEFENSA DE LA DIGNIDAD Y LA VIDA !!!
San Juan de pasto octubre 28 de 2019
Comuna: VICTOR POLO
FARC .