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Por: Millones de madres de clase media
Abre el telón:
Primera escena
En la cocina de una casa familiar tres mujeres alistan el desayuno. Una de ellas, la madre, macera unas moras para hacerlas jugo. La hija mayor revuelve el chocolate en la olleta como aprendió de su abuela. La menor asa arepas con queso. El padre, el único hombre de la casa, las espera en el comedor, distraído con el celular.
Se sirve el desayuno y todas se sientan a comer con él. Bueno, todas no. La mamá va mordiendo su arepa mientras se viste para salir a hacer mercado. Se boga el jugo y no alcanza a esperar a que se enfríe el chocolate, así que se despide rápido y sale a la carrera.
El papá dice entonces: “Ya que se fue, les aviso que tenemos que salir a comprarle un regalo. Mañana es el día de las madres. Le damos un regalo de los tres y una hace el almuerzo y la otra hace oficio. ¡La mamá se lo merece!”.
Segunda escena
Las hijas y el esposo despiertan a la homenajeada a besos: ¡Felicidades mamá en tu día!”. Traen el desayuno y una caja envuelta en papel estampado con flores y el infaltable moñito rojo.
Ella, todavía adormecida, sonríe. Le brillan los ojos ante la curiosidad del regalo. Abre el papel de flores y ve la caja de una licuadora nueva: “Para que no pases tanto trabajo haciendo los jugos a mano”, le dicen. Ella mantiene la sonrisa sin mayores cambios y comienza a desayunar.
Tercera escena
Es domingo así que ella, la mamá, no tiene que ir a trabajar. Piensa: “Además, es mi día. Hoy la casa es mía”.
Se sienta en el balcón del apartamento y las hijas y el esposo se descosen en atenciones: “Madre, ¿qué música quieres oír?” … “Si quieres puedes sentarte en el sillón más grande y escoger la película que vamos a ver” … “¿Sí te gustó el almuerzo?” … “No, no te levantes, yo lavo eso” … “¿Quieres un cafecito?”…
Ella mantiene la sonrisa aquella, sin mayores cambios, mientras piensa:
“Mañana seguimos la faena del resto del año,
hasta que vuelva a ser nuestro día”.
Baja el telón
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