Bancada de Comunes: Colombia necesita una verdadera reforma laboral

Lo que se aprobó ayer en la Comisión Cuarta del Senado no es el proyecto de reforma laboral que el pueblo trabajador necesita, ni el que el Gobierno presentó con la convicción de corregir décadas de abuso y flexibilización. Fue una aprobación construida con tijera, sin alma, sin compromiso real con quienes hoy trabajan sin garantías, sin estabilidad y sin derechos.

A pesar de ello, celebramos que, por primera vez en mucho tiempo, el país se haya puesto de acuerdo en algo esencial: Colombia necesita una reforma laboral. Esta victoria parcial es de quienes han marchado, discutido, propuesto y defendido la dignidad del trabajo. Y aunque lo aprobado fue una distorsión de ese propósito, al menos no lograron enterrarla, como querían los grandes gremios económicos y financieros.

Porque esa era la intención: el hundimiento. Lo dejaron claro. Quisieron dinamitar la discusión agitando un único argumento, repetido como dogma: que la reforma destruiría 500.000 empleos formales, según un estudio del Banco de la República construido sobre supuestos estadísticos débiles, baja trazabilidad y modelos desactualizados que no resisten el más mínimo análisis técnico. Quisieron paralizar la democracia laboral agitando el fantasma de una catástrofe fabricada en un escritorio.

Y cuando no lograron el hundimiento, impusieron mutilaciones:

  • Se legalizó el contrato por horas, lo que en realidad significa legalizar el salario de hambre y la fragmentación laboral.
  • Se mantuvo la jornada de 10 horas para trabajadoras internas, perpetuando el régimen semi-esclavo del servicio doméstico.
  • Se blindó el contrato sindical como forma de intermediación, disfrazando la tercerización bajo la ficción de la representación.
  • Se excluyeron a campesinos, recicladores, jóvenes, trabajadores del transporte y personas con discapacidad, reforzando su marginalidad legal.
  • Se desnaturalizó el contrato de aprendizaje del SENA, negándole a miles de jóvenes el reconocimiento real de su vínculo laboral, perpetuando así la figura del “trabajador sin derechos”.


Esta no es la reforma que presentamos. Esta no es la visión de país que defendemos. En lugar de corregir la precariedad, la institucionaliza. En lugar de devolverle el poder al trabajo, reafirma el modelo de subordinación a la ganancia empresarial.

Desde el Partido Comunes lo decimos sin ambigüedades: el texto aprobado es un adefesio técnico y político. Y como tal, lo enfrentaremos. En la plenaria del Senado no vamos a cruzarnos de brazos. Vamos a actuar. No con discursos vacíos, sino con propuestas concretas para recuperar lo que la Comisión Cuarta destruyó.

Nos declaramos en pie de lucha. En pie para reconstruir el sentido original de la reforma: trabajo digno, remuneración justa, estabilidad, protección frente al despido arbitrario, y una legislación pensada desde la vida real del trabajador, no desde los balances contables de las grandes firmas.

Sabemos que no será fácil. Pero tampoco lo fue construir un partido desde la firma de un Acuerdo de Paz. Y aquí estamos.

Seguiremos caminando junto al pueblo trabajador, junto al sindicalismo que no se rinde, junto a la juventud que no se resigna, y junto a quienes aún creen que el Congreso también puede ser una herramienta de transformación y justicia, a pesar del Congreso mismo. Y si no es aquí, será en las Calles. Si la mayoría del congreso no legisla para los trabajadores por estar comprometido con los explotadores ; será el pueblo quien legisle en las calles y por medio de la consulta popular.

¡Trabajo sí, despojo no!
¡Ni letra muerta ni reforma neoliberal con disfraz!
¡El Congreso no está para servir a los gremios, sino para saldar la deuda con quienes
han sostenido este país con su esfuerzo diario!

BANCADA DEL PARTIDO COMUNES
Congreso de la República de Colombia