Los Acuerdos de La Habana son para cumplirlos. Por eso estamos comprometidos con ellos y trabajaremos de manera incansable hasta hacerlos realidad.
El Acuerdo de Paz es la posibilidad de generar un verdadero desarrollo rural que va a permitir millones de hectáreas para la producción de alimentos y la generación de empleo formal a partir de la transformación de esos alimentos en productos más elaborados hechos por cooperativas de trabajadores. Nosotros hemos comenzado esa tarea.
La paz es la posibilidad real de acabar los odios y reconciliarnos como sociedad. Pero sabemos que son necesarias acciones que demuestren nuestro compromiso con la verdad, la justicia y la reparación a todas las personas que desafortunadamente fueron víctimas de la violencia. Las antiguas FARC-EP son responsables de dolorosos hechos que nunca debieron ocurrir. Por eso no solamente estamos asumiendo la responsabilidad ante la justicia, sino que deseamos poder mirar a todas nuestras víctimas para pedirles perdón, contarles el porqué de lo sucedido y garantizarles que de parte nuestra nunca más Colombia vivirá hechos de violencia.
Esperamos de corazón que algún día puedan perdonarnos
Han sido seis años de persistir en una agenda de transformación del país. Seis años de acción política por desarrollar los importantes cambios para la sociedad colombiana contemplados en los Acuerdos.
En estos seis años son varios los informes que se han elaborado haciendo análisis y verificación de la implementación del Acuerdo. No sumamos a estos esfuerzos. En esta oportunidad el Centro de Pensamiento y Dialogo Político (Cepdipo) se propone un balance dirigido a los colombianos y las colombianas del común, que les ofrezca herramientas para el reconocimiento y apropiación de lo pactado, y que les permita conocer y hacer suyo acuerdo en su vida cotidiana. Por ello se presenta en formato de revista, haciendo énfasis en la potencia transformadora y la vigencia del Acuerdo.
En la revista se encontrarán seis documentos, en los cuales se realiza un análisis crítico de cada punto del acuerdo. Cada documento tiene la siguiente estructura: en primer lugar, una explicación de contexto en la cual se exponen algunos antecedentes, aspectos sociales o históricos relacionados o que explican el sentido de lo acordado. Posteriormente se expone un balance indicando la potencia y vigencia de lo pactado en cada punto, luego los aspectos que han tenido un desarrollo avanzado o intermedio y los aspectos críticos del acuerdo de paz. Cada uno de estos puntos se representa con un color
Con el color verde indicamos los aspectos de cada punto que demuestran su vigencia y potencia hoy en día, mostrando la potencia transformadora del acuerdo.
En el color amarillo, realizamos un análisis de los aspectos que han logrado avances significativos o parciales del acuerdo.
El color rojo se encontrarán los análisis de aspectos críticos y en riesgo de lo pactado en cada punto.
El desarrollo rural integral se adelantará en un contexto de globalización y de políticas de inserción en ella por parte del Estado que demandan una atención especial de la producción agropecuaria nacional y especialmente de la producción campesina, familiar y comunitaria.
La construcción de la paz es asunto de la sociedad en su conjunto que requiere de la participación de todas las personas sin distinción y, por eso, es necesario concitar la participación y decisión de toda la sociedad colombiana.
El Gobierno Nacional y las FARC-EP expresan su compromiso de contribuir al surgimiento de una nueva cultura que proscriba la utilización de las armas en el ejercicio de la política y de trabajar conjuntamente por lograr un consenso nacional en el que todos los sectores políticos, económicos y sociales.
Aspiramos a un país en paz y sin el problema de las drogas ilícitas y somos conscientes de que lograr tal propósito depende también de consensos y definiciones de alcance global por parte de todos los Estados, en particular por aquellos que de manera directa o indirecta se han visto afectados por este problema de carácter transnacional.
El conflicto armado, que tiene múltiples causas, ha ocasionado un sufrimiento y un daño a la población sin igual en nuestra historia. Son millones los colombianos y colombianas víctimas de desplazamiento forzado, cientos de miles los muertos, decenas de miles los desaparecidos.
El Gobierno Nacional y las FARC-EP, adoptan el siguiente Acuerdo de creación de la “Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo Final (CSIVI)”, dando cumplimiento a lo establecido en el Acuerdo General de 26 de agosto de 2012.
El conflicto armado colombiano ha vulnerado de formas específicas y diferenciadas a las mujeres y diversidades sexuales y de género de todo el territorio nacional. Para darle solución integral a los orígenes y consecuencias de esa violencia, el Acuerdo Final de paz pretende romper con esas condiciones históricas que han permitido la perpetuación y reproducción de un orden patriarcal que impide la construcción de paz y la apertura democrática real. Por esto, el enfoque de género es un principio transversal e incluye medidas afirmativas específicas orientadas a garantizar los derechos plenos de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+.
El capítulo étnico se plantea como un enfoque transversal resultado de la participación de organizaciones indígenas y afrocolombianas en la mesa de La Habana, en el entendido de que estas comunidades han sufrido condiciones históricas de colonialismo, esclavitud, exclusión y despojo, además de haber sido afectadas diferenciadamente por el conflicto social armado. Este capítulo contempla como principios la libre determinación, la autonomía y el gobierno propio de los pueblos originarios, afro y raizales para satisfacer de manera integral las necesidades de los diferentes grupos étnicos que habitan el territorio nacional.